Álvaro Obregón, D.F.
22 de diciembre de 2002
Estoy en la Facultad de Música, hay regaderas en los cubículos, estoy bañándome. Salgo, y por nada comienzo a golpear a alguien a quien no puedo verle el rostro. Lo tengo agarrado por los cabellos y azoto su cara contra el suelo con placer. Su cara se deforma, lo dejo tirado pero se levanta a golpearme y corro asustado por la calle.
Voy corriendo muy asustado 'a cuatro patas', para tomar ventaja. Y me doy cuenta de lo absurda que es la situación, y digo:
- Yo sólo corro a cuatro patas en sueños.
Tomo conciencia de estar soñando, y me propongo a volar para escapar. Vuelo, veo el horizonte rojo, pero no puedo mantener la concentración, y despierto.
Voy corriendo muy asustado 'a cuatro patas', para tomar ventaja. Y me doy cuenta de lo absurda que es la situación, y digo:
- Yo sólo corro a cuatro patas en sueños.
Tomo conciencia de estar soñando, y me propongo a volar para escapar. Vuelo, veo el horizonte rojo, pero no puedo mantener la concentración, y despierto.
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