Álvaro Obregón, D.F.
18 de diciembre de 2002
18 de diciembre de 2002
Ya puedo volar si estoy conciente de estar soñando. Pero hay un sueño muy persistente que tengo desde los siete años, en el que me persiguen y voy corriendo a cuatro patas. Y si tomo conciencia en el sueño de que ningún humano corre a cuatro patas, y que es una situación fantástica reproduciéndose en mi cerebro, entonces puedo controlar todo en el sueño, y puedo volar.
Cuando logro un sueño lúcido, tengo que estar somnoliento y cómodo. Debo estar consciente de que lo que está por suceder es sólo un sueño. Entonces, aparecen en mi mis ojos cerrados, destellos multicolores, luego comienzan a formarse imágenes (imágenes que tengo que lograr mantener con ayuda de una muy fuerte concentración). Muchas de las veces, escucho voces, raras combinaciones de palabras. Después entro en el sueño, y se ve tan real que fácilmente puedo confundirme.
Lo extraño es que, de la nada, la armonía que pudiera tener el sueño se vuelve una situación desesperante, y la desesperación me confunde y por más absurda que sea la situación, comienzo a creer que es algo real.
Mi primer sueño lúcido fue a los siete años. Estaba en una estación del metro, arriba en una parte muy alta, y me seguían, estaba asustado. Luego vino la lucidez, me calmé y me arrojé hacia un río de autos sin miedo a morir y me dije: 'Es un sueño'. Y desperté.
Mi segundo sueño lúcido fue a los diecinueve años, este año, en mayo. Soñé que me seguían unos seres calvos y pálidos. Corría junto a otra persona, pero la atrapaban, la traspasaban el pecho con algo puntiagudo, y le rociaban un líquido en los ojos. Me veían huir, pero estaban muy ocupados torturando al tipo. Seguí corriendo (sin camisa y sin zapatos) sobre piedras filosas. Entonces me di cuenta de lo absurda de la situación, y pensé: 'Estoy soñando'. Aflojé el paso, dejé de tener miedo y desperté.
En mi tercer sueño lúcido caminaba de noche por la avenida Cuauhtémoc (en Guadalupe) e inesperadamente, aparecían unas sillas en mi camino, y al ver lo absurdo de la situación, pensaba: 'No recuerdo como llegué aquí, estoy soñando, puedo hacer lo que quiera, es mi sueño'. Entonces frente a mí aparecía una pared de ladrillos rojos, y en la pared un agujero. Y al verlo sentía curiosidad por saber que había dentro. Luchaba con mi mente por mantener las imágenes. Introducía medio cuerpo en el agujero, pero de repente sentía mucho miedo, miedo a lo desconocido, deseé despertarme, y desperté.
Cuando logro un sueño lúcido, tengo que estar somnoliento y cómodo. Debo estar consciente de que lo que está por suceder es sólo un sueño. Entonces, aparecen en mi mis ojos cerrados, destellos multicolores, luego comienzan a formarse imágenes (imágenes que tengo que lograr mantener con ayuda de una muy fuerte concentración). Muchas de las veces, escucho voces, raras combinaciones de palabras. Después entro en el sueño, y se ve tan real que fácilmente puedo confundirme.
Lo extraño es que, de la nada, la armonía que pudiera tener el sueño se vuelve una situación desesperante, y la desesperación me confunde y por más absurda que sea la situación, comienzo a creer que es algo real.
Mi primer sueño lúcido fue a los siete años. Estaba en una estación del metro, arriba en una parte muy alta, y me seguían, estaba asustado. Luego vino la lucidez, me calmé y me arrojé hacia un río de autos sin miedo a morir y me dije: 'Es un sueño'. Y desperté.
Mi segundo sueño lúcido fue a los diecinueve años, este año, en mayo. Soñé que me seguían unos seres calvos y pálidos. Corría junto a otra persona, pero la atrapaban, la traspasaban el pecho con algo puntiagudo, y le rociaban un líquido en los ojos. Me veían huir, pero estaban muy ocupados torturando al tipo. Seguí corriendo (sin camisa y sin zapatos) sobre piedras filosas. Entonces me di cuenta de lo absurda de la situación, y pensé: 'Estoy soñando'. Aflojé el paso, dejé de tener miedo y desperté.
En mi tercer sueño lúcido caminaba de noche por la avenida Cuauhtémoc (en Guadalupe) e inesperadamente, aparecían unas sillas en mi camino, y al ver lo absurdo de la situación, pensaba: 'No recuerdo como llegué aquí, estoy soñando, puedo hacer lo que quiera, es mi sueño'. Entonces frente a mí aparecía una pared de ladrillos rojos, y en la pared un agujero. Y al verlo sentía curiosidad por saber que había dentro. Luchaba con mi mente por mantener las imágenes. Introducía medio cuerpo en el agujero, pero de repente sentía mucho miedo, miedo a lo desconocido, deseé despertarme, y desperté.
ehh
ResponderEliminarestos dos últimos qué chingones
alas para ti!
Y faltan un chingo más...
ResponderEliminarEhhh qué pedo con tu facebook?
pero gio
ResponderEliminaresos son sueños reales
o son cosillas que inventas?