jueves, 24 de septiembre de 2009

Sueños Lúcidos VIII

Guadalupe, Nuevo León
31 de enero de 2003

Camino con pesados pasos sobre el pasillo alfombrado. Las pálidas paredes ostentan rostros vigilantes. Y en el estuche se concentran fulgúreas las palabras de Huxley, expandiendo la mente de quien las lee.
En la Gran Sala, la orquesta ensaya en gradas la Sinfonía Psicótica. La radiante Erato domina con virtuosismo un violoncello; su mirada magnética se cruza con la mía a través del cristal, y me sonríe con esa sonrisa enigmática poseedora de una verdad. Y Euterpe, rubia y delgada, despojada de su flauta, con un Amati sobre sus piernas, agita su mano al verme.
Doy la vuelta consiguiendo entrar a La Habitación De Los Cuadrados Parlantes Que Hablan Al Mismo Tiempo. Temen callarlos por miedo a los Exiliados en el Castillo de Euterpe. No importándome hago callar a dos. Fácil. Un instante después, la madre de los Exiliados entra a la habitación, y con tan sólo el índice les hace hablar imágenes.
Tengo la intención de dar unas arcadas sobre la graciosa forma de las cuerdas de intestino del Sumo Pontífice. Pero la madre quiere bailar.
Ahora sus manos rodean mi cuello, su cabelera enmarañada frente a la mía, sus piernas rodean mi cintura haciendo movimientos ascendentes y descendentes, al ritmo de la demencial sinfonía...
Un llamado a la puerta la detiene, justo cuando estoy por clavar mis dientes en su cuello. Y en corredor... invade un hedor sulfúreo...


jueves, 17 de septiembre de 2009

Sueños Lúcidos VII

Guadalupe, Nuevo Léon
8 de enero de 2003

Estoy a la puerta del Aula Magna. Sentado en las escaleras. Triste, con la mirada pérdida. Frente a mí, se detiene alguien, viste unas botas y un ajustado pantalón de piel. Levanto la mirada, y veo al Rey Lagarto parado frente a mí. Y le digo con familiaridad, como si lo hubiera estado esperando y como si lo conociera de siempre:
- ¡Jim!
Sonríe, me extiende la mano y dice:
- Toma mi pluma.
La tomo. Es un extraño bolígrafo Uni-ball (Eye) Needle point. Con dos modalidades de escritura: Blood y Bloody. Que se activan con un botón.


martes, 15 de septiembre de 2009

Sueños Lúcidos VI

Guadalupe, Nuevo León
2 de enero de 2003

Me sumerjo en el Mar Naranja (conciente de estar soñando), el agua no moja, el sol penetra con sus rayos, e ilumina a miles de almas oscuras.
Grito, desaparezco, y viajo a una gran sala de cine, en la que se proyectan imágenes difusas y oscuras que son las almas vagando por el Mar Naranja.
A mi lado está una hermosa mujer delgada, de largo cabello lacio y negro, con una palidez agonizante en el rostro. Estoy admirando su belleza, y me dice:
- Estás entre los muertos.
Pronuncia con sensual y misteriosa voz. Volteo a todos lados y a mi espalda veo cadáveres descarnados, pudriéndose sentados. Y me teletransporto al Mar de Almas.


miércoles, 2 de septiembre de 2009

Sueños Lúcidos V


Guadalupe, Nuevo León
29 de diciembre de 2002

Estoy en la facultad de música, pero tiene una arquitectura gótica futurista; con elevadores, pasos a desnivel, puentes, torres... Veo el reloj de la torre y son las ocho, voy a pedir pases para la Orquesta Sinfónica a una oficina con grandísimos vitrales.
En mi mente se reproduce el Confutatis del Réquiem de Mozart, y camino dirigiendo a mi orquesta imaginaria, y me miran como a un loco, burlándose, los ignoro y camino hacia el cerro, está desierto, no hay vegetación, hay ruinas, y un cañón por el que muchos van caminando hipnotizados. Los sigo curioso, hasta llegar a un altar donde está un ídolo prehispánico. Todos quieren llegar a él, y al ver al ídolo me evaporo...
...y aparezco acostado sobre hojas secas en un solitario bosque sombrío, mirando ramas secas que parecen manos artríticas. En el cielo hay nubes grises tirando a negro. Y me parece un paraíso. Me levanto y comienzo a explorar el lugar. A mi lado hay una misteriosa casa de madera, y más allá una pared de piedra, y de un agujero de ésta se asoma una serpiente. Me acerco, y la serpiente me habla con una voz aguda y susurrante, dice muchas cosas que no puedo comprender, y me asusto al ver una serpiente llena de una sabiduría tan extraña.
Veo una espada detrás de la serpiente, se me ha metido en la mente la idea de matarla y así no tener que escucharla. La distraigo arrojándole una piedra, corro hacia las espada, la tomo y... despierto.